La pintura fosforescente es una pintura acrílica que brilla en la oscuridad. De apariencia blanquecina, puedes encontrarla en tiendas de manualidades y bellas artes, y viene suministrada en envases que van desde los 50 ml. hasta los 10 litros. Suele aplicarse en señalización, escenografía y decoración de espacios lúdicos, aunque los aficionados a las manualidades descubrimos usos mucho más divertidos.
- Pintura fosforescente
- Pincel o brocha
- Figura o superficie para decorar
- Agua
- Jabón
La pintura fosforescente funciona como las estrellas adhesivas para decorar el techo de los dormitorios, que tras cargarse con la luz brillan en la oscuridad.
Puedes aplicarla sobre cualquier superficie que se impregne bien, como la pared, un cuadro, máscaras de escayola, figuras de papel maché y planetas hechos a mano que vayas a colgar del techo.
No la utilices en exteriores, ya que la luz solar deteriora la pintura. Si lo haces deberás protegerla con unas capas de barniz.
En primer lugar, aplica una base de pintura blanca acrílica para que la pintura fosforescente funcione mejor, ya que se trata de una pintura bastante transparente y necesita una base clara.
Una vez seca la base, pinta con la pintura fosforescente utilizando un pincel, una brocha o un rodillo en caso de que la superficie sea muy extensa.
No diluyas la pintura con agua o disminuirán su consistencia y propiedades.
Si estás con niños juega a apagar la luz mientras pintáis. Veréis qué divertido es mover el pincel en la oscuridad.
Después de cargarse, la pintura tiene una duración perceptible de media hora, manteniendo su máxima intensidad durante los primeros 15 minutos.
Su intensidad en la oscuridad dependerá de la potencia de la luz recibida, y no tanto del tiempo que haya estado expuesta a la luz.
Limpia el pincel con agua y jabón una vez hayas terminado y asegúrate de cerrar bien el bote.
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